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A la hora de la E

Certificación y Ética

Durante la última reunión del Comité de Ética del CIAT, se habló de una hipótesis de camino virtuoso para las administraciones tributarias, el cual podría ser explorado y debatido por los participantes y los países miembros, llamado Certificación.

 

Este es un nuevo concepto para el mundo administrativo público pero no tanto para el mundo empresarial. Hace más o menos ochenta años para las normas de productos y treinta años para la certificación de empresas, que el mundo del negocio está involucrado en la certificación con normas o sistemas de referencia (amiento, eficiencia energética, de calidad ISO, turísticas u otras). Cada uno de nosotros conoce las estrellas de los hoteles o restaurantes.

Es una de las primeras formas de certificación que permite distinguir la oferta de servicios entre diferentes categorías de hoteles o restaurantes, según las normas de un país dado. Nos parece sencillo, confiable, aún sin eliminar las sorpresas, y útil.

 

Para las administraciones o los organismos públicos, bien sean Europeos o Americanos, es más reciente o inexistente.

 

¿Cual sería el objetivo de la certificación para una administración o el sector público y en qué se relaciona con ética? 

 

Dentro de todo la certificación puede garantizar:

  • La confianza del contribuyente en la capacidad de su administración o del ente público correspondiente, en brindar de manera segura, imparcial y equitativa un servicio conforme a las normas legales aplicables;

  • Una mejor calidad de servicio en lo que respecta a procesos predeterminados adaptados a las circunstancias;

  • Una buena organización de la administración;

  • Una adaptación continua y una medición de sus actos para seguir beneficiándose de la certificación obtenida;

  • El respeto de valores éticos como la lucha contra la corrupción o el  clientelismo.

 

Algunas administraciones o entes públicos caminan hacia el reconocimiento de la calidad de sus procesos o servicios o han obtenido una certificación. Es el caso del Ministerio de la Economía y Finanzas de Francia que obtuvo el reconocimiento “Diversidad” el cual garantiza que sus procesos de ingresos, carrera, remuneración, reconocimiento, promueven los criterios definiendo la diversidad. Es también el desafío de IGO (Urbis, Munus, Status…) en Canadá el cual reconoce el compromiso con la integridad, la ética, entre otros, al nivel de los municipios, de los organismos para Duranepúblicos y al nivel del Estado. 

 

Experiencias interesantes que, quizás, a otras administraciones les gustarían seguir.

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